Luego de 11 meses de cautiverio, el soldado Josué Calvo fue liberado por las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, que mañana también entregarán al sargento Pablo Emilio Moncayo.
En una operación realizada en una zona selvática del departamento de Meta, en el sureste del país, el militar fue puesto en manos de una comisión humanitaria integrada por la senadora colombiana Piedad Córdoba; el clérigo Leonardo Gómez, representante de la Iglesia católica, y miembros del Comité Internacional de la Cruz Roja.
El helicóptero brasileño que hizo el traslado partió rumbo a la selva con retraso de una hora a causa de las malas condiciones meteorológicas, pero la recepción del soldado de 22 años se llevó a cabo sin mayores contratiempos.
La comisión trasladó a Calvo al aeropuerto de la ciudad de Villavicencio, donde el militar pudo rencontrarse con su padre, su hermana y otros familiares, sin hacer declaraciones a la prensa.
Piedad Córdoba, quien ya ha participado en varias operaciones de liberación de rehenes, afirmó que el grupo guerrillero había denunciado sobrevuelos en la zona donde se entregó a Calvo, a pesar de que el gobierno se había comprometido a suspender cualquier movimiento de tropas por 36 horas.
Los rebeldes todavía tienen prisioneros a unos 21 miembros de las fuerzas de seguridad colombianas, a quienes pretenden canjear por la liberación de más de 500 guerrilleros presos, iniciativa que el presidente Álvaro Uribe aceptaría sólo si éstos últimos no regresan a las armas.
Desde 2007 los rebeldes han puesto en libertad a unos 12 rehenes, en un proceso en el que incluso el presidente venezolano Hugo Chávez llegó a tener participación activa, antes de que las relaciones diplomáticas entre Bogotá y Caracas sufrieran un grave deterioro.
La senadora de oposición, por otra parte, aseguró que las de Calvo y Moncayo serán las últimas entregas unilaterales del grupo guerrillero, y que a partir de este momento los demás militares en poder de las FARC tendrán que ser liberados mediante intercambios humanitarios.