Los abogados que nombró Maurizio Macri ya empezaron a moverse para armar su defensa en la causa del espionaje. Ellos son Santiago Feder y Ricardo Rosental, socios de estudio de Alejandro Carrió, abogado, entre otros, de los hijos adoptivos de Ernestina Herrera de Noble en la causa sobre su posible apropiación. Los letrados se llevaron ayer del juzgado fotocopias de todo el expediente de las escuchas, y asesorarán al jefe de Gobierno porteño para su indagatoria.
Desde el año pasado, ante el escándalo, Macri centró sus discursos en la teoría de que hay un armado del gobierno nacional, cuestionó la independencia del juez Norberto Oyarbide, llegó a decir que Ciro James era un infiltrado, habló de un boicot a la Policía Metropolitana, y por la escucha puntual a su cuñado, el parapsicólogo Daniel Leonardo, cargó las tintas sobre su padre, Franco Macri.
Pero a Macri no se le imputa sólo el espionaje a su cuñado, casado con su hermana Sandra, sino también el que afectó a Sergio Burstein, de Familiares de AMIA, que cuestionaba la designación de Jorge Fino Palacios en la policía porteña, precisamente por su vinculación con el encubrimiento del atentado.
El jefe de Gobierno porteño ya anticipó que va a ir a la indagatoria y todo hace pensar que insistirá en culpar a otros. Cerca de él no descartan que vuelva a apuntar a su padre por la escucha a Leonardo, quien si dijo que lo había mandado a espiar su suegro, que nunca lo quiso en la familia. Pero también lo implicó a Maurizio.