Néstor Kirchner- Es sólo una cuestión de actitud
Aunque parezca extraño, las estrellas de la música, encontraron en Néstor Kirchner a su mejor lobbista. El ex presidente, que todavía no asumió su banca de diputado, está al tanto de hasta los más mínimos detalles del Congreso y, en la última semana, dio la orden de acelerar el trámite legislativo y convertir en ley, un proyecto que favorece a los intérpretes. El patagónico, motorizó personalmente la iniciativa luego de que se lo solicitara, en una comunicación telefónica, el cantante de rock Fito Páez.
El rosarino, autor de temas memorables como “Tumbas de la gloria” y “El amor después del amor”, fue uno de los que más fogoneó la propuesta que extiende de 50 a 70 años el plazo de los derechos de propiedad en el rubro. Esta cruzada, desde lo empresarial, está avalada por la Cámara Argentina de Productores de Fonogramas (CAPIF) y la Asociación Argentina de Intérpretes (AADI).
En el proyecto, que ingresó hace tres semanas en la Cámara alta, figuran como autores los peronistas Miguel Ángel Pichetto, José Pampuro, Liliana Fellner, Pedro Guastavino y el radical Ernesto Sanz. Entre los fundamentos, sostienen que la producción cultural musical nacional de las décadas del 40, 50 y 60 están seriamente amenazadas por los actuales términos de protección que es necesario extender, ya que muchas piezas caerían bajo dominio público, es decir, que cualquier persona física o jurídica, tanto del país como del resto del mundo, podría editar, reproducir y utilizar comercialmente las canciones en forma libre sin necesidad de autorización, ni el pago de regalías. En situación de riesgo están producciones de intérpretes varios: desde Aníbal Troilo, Atahualpa Yupanqui y Astor Piazzolla hasta Palito Ortega y Sandro.
En apenas diez días, la norma consiguió dictamen de la comisión de Legislación General. En esa jornada estuvieron presentes el bandoneonista y compositor Leopoldo Federico, Guillermo Novellis, líder de La Mosca; y Fabián Matus, hijo y administrador del repertorio de Mercedes Sosa. Este último enfrenta un caso paradigmático, ya que La voz de la zafra, que es el primer álbum editado por su madre, caería en dominio público en breve.
Hace poco más de una semana, el Senado le dio media sanción al proyecto y fue girado a Diputados.
En plena vorágine por el tratamiento de la reforma política impulsada por la Casa Rosada, los legisladores, al principio, ignoraron la iniciativa musical. Hasta que llamó Néstor. Páez lo había alertado sobre lo ajustado de los tiempos parlamentarios a fin de año, y de la necesidad de aprobarla cuanto antes. Por eso, el kirchnerismo intentó incluirla en el plan de labor parlamentaria el miércoles pasado, pero como no tenía dictamen. la oposición se resistió.
El jueves por la mañana, después de una larga sesión del día anterior y cuando la mayoría de los legisladores se disponía a partir, se convocó a un plenario de las comisiones de Cultura y Legislación General. A falta de miembros presentes, se terminó haciendo circular el dictamen por los despachos para que los diputados lo suscribieran. El jefe de la bancada oficial, Agustín Rossi, confirmó que la iniciativa será debatida pasado mañana en el recinto, en la última sesión ordinaria del año.
Después de la infalible gestión de Kirchner, habrá ley. Como dice Fito, al final, es sólo una cuestión de actitud.
El rosarino, autor de temas memorables como “Tumbas de la gloria” y “El amor después del amor”, fue uno de los que más fogoneó la propuesta que extiende de 50 a 70 años el plazo de los derechos de propiedad en el rubro. Esta cruzada, desde lo empresarial, está avalada por la Cámara Argentina de Productores de Fonogramas (CAPIF) y la Asociación Argentina de Intérpretes (AADI).
En el proyecto, que ingresó hace tres semanas en la Cámara alta, figuran como autores los peronistas Miguel Ángel Pichetto, José Pampuro, Liliana Fellner, Pedro Guastavino y el radical Ernesto Sanz. Entre los fundamentos, sostienen que la producción cultural musical nacional de las décadas del 40, 50 y 60 están seriamente amenazadas por los actuales términos de protección que es necesario extender, ya que muchas piezas caerían bajo dominio público, es decir, que cualquier persona física o jurídica, tanto del país como del resto del mundo, podría editar, reproducir y utilizar comercialmente las canciones en forma libre sin necesidad de autorización, ni el pago de regalías. En situación de riesgo están producciones de intérpretes varios: desde Aníbal Troilo, Atahualpa Yupanqui y Astor Piazzolla hasta Palito Ortega y Sandro.
En apenas diez días, la norma consiguió dictamen de la comisión de Legislación General. En esa jornada estuvieron presentes el bandoneonista y compositor Leopoldo Federico, Guillermo Novellis, líder de La Mosca; y Fabián Matus, hijo y administrador del repertorio de Mercedes Sosa. Este último enfrenta un caso paradigmático, ya que La voz de la zafra, que es el primer álbum editado por su madre, caería en dominio público en breve.
Hace poco más de una semana, el Senado le dio media sanción al proyecto y fue girado a Diputados.
En plena vorágine por el tratamiento de la reforma política impulsada por la Casa Rosada, los legisladores, al principio, ignoraron la iniciativa musical. Hasta que llamó Néstor. Páez lo había alertado sobre lo ajustado de los tiempos parlamentarios a fin de año, y de la necesidad de aprobarla cuanto antes. Por eso, el kirchnerismo intentó incluirla en el plan de labor parlamentaria el miércoles pasado, pero como no tenía dictamen. la oposición se resistió.
El jueves por la mañana, después de una larga sesión del día anterior y cuando la mayoría de los legisladores se disponía a partir, se convocó a un plenario de las comisiones de Cultura y Legislación General. A falta de miembros presentes, se terminó haciendo circular el dictamen por los despachos para que los diputados lo suscribieran. El jefe de la bancada oficial, Agustín Rossi, confirmó que la iniciativa será debatida pasado mañana en el recinto, en la última sesión ordinaria del año.
Después de la infalible gestión de Kirchner, habrá ley. Como dice Fito, al final, es sólo una cuestión de actitud.