La propia temperatura en Dinamarca puede ser indicador de que en efecto, el cambio climático es una realidad en el mundo, pero los tintes optimistas de la ONU contrastan con la realidad de las declaraciones.
Los sables en el palacio de congresos Bella Center de esta capital, marcada por las lluvias, días grises, con los termómetros más elevados que de costumbre, comienzan a afilarse en el enfrentamiento entre países ricos y en vías de desarrollo.
Un borrador del anfitrión Dinamarca levantó las primeras ronchas y de qué manera. Los industrializados, para no variar, volvieron a sentar en el banquillo de los acusados al bloque mayoritario en el orbe.
La jefa de la delegación de Bolivia en la Conferencia de Naciones Unidas sobre el calentamiento global de la atmósfera, Angélica Navarro, calificó el proceso de negociaciones de fallido, opaco, selectivo, ilegítimo y antidemocrático.
Bolivia es una de las naciones más comprometidas con el tema y su presidente, Evo Morales, recién reelecto por abrumadora mayoría, manifestó su deseo de ir a esa capital con el objetivo de defender su iniciativa en defensa de la Madre Tierra, afirmó la representante de La Paz y deploró que mientras en apariencia el foro principal, es el proceso impulsado por la ONU en el que participan 192 países, vemos otros procesos fuera del mandato de la ONU que sólo incluyen a un puñado de países afortunados.
China, Brasil, Suráfrica y la India, los llamados emergentes, cerraron filas y exigieron un proceso transparente y ambicioso, en el cual los ricos asuman sus responsabilidades y dejen de criticar a los demás.