España recuerda hoy a las víctimas de explosiones que tuvieron lugar el 11 de marzo de 2004 en cuatro trenes de cercanías madrileños, con un balance de 191 muertos y más de 1.800 heridos.
La víctima número 192 de aquella tragedia fue agente de un grupo de operaciones especiales que murió un mes más tarde, durante el asalto de un edificio en que se escondían los terroristas, naturales del norte del África cuya intención era castigar de este modo a España por su implicación en la guerra contra Iraq.
Siete autores materiales del 11-M se suicidaron para no entregarse a la Policía. Una veintena de cómplices suyos fueron sentenciados a diversas penas de prisión en 2007.
Los eventos conmemorativos se iniciaron este jueves con una ceremonia de ofrenda floral al pie del monumento a las víctimas, en la terminal de Atocha, y frente a la sede del Gobierno de la Comunidad de Madrid, en la Puerta del Sol, donde hay una placa en homenaje a los muertos el 11 de marzo de 2004.
Esta tarde tendrá lugar otra ceremonia del recuerdo, con la participación del presidente del Gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero, los miembros de su Gabinete y los líderes de diversos partidos políticos.