Más de mil africanos abandonaron este fin de semana Calabria, Italia, luego de la ola de violencia xenófoba que debieron soportar en su contra. La reacción de los italianos fue condenada incluso por el papa Benedicto XVI, en su tradicional sermón de los domingos.
El gobierno italiano confirmó que está investigando si la mafia local participó en el incitación de los disturbios en la ciudad calabresa de Rosarno, que comenzaron el jueves y dejaron 67 heridos, 31 inmigrantes, 19 policías y 17 residentes locales.
La localidad recuperó su calma por primera vez desde los enfrentamientos del jueves y el viernes, luego del masivo traslado de inmigrantes a centros de acogida en ciudades cercanas.
Y aunque el traslado pone a los inmigrantes a salvo de mayor violencia, la medida podría exponerlos a problemas legales, ya que el ministro del Interior advirtió que será expulsado todo evacuado de Rosarno que resulte ser inmigrante ilegal.
