Murió Emilio Eduardo Massera, símbolo del terrorismo de estado que volvió a ser juzgado a partir del 25 de mayo de 2003, cuando Néstor Kirchner decidió impulsar –y aguantar- la derogación de las leyes de impunidad.
Murió el hombre que resumía el poder terrorífico de la dictadura militar, pero también el que tenía apetencias políticas con el formato partidario que supuestamente despreciaba. Murió, a los 85 años y en una cama de hospital, el dueño de la vida y la muerte de miles de personas secuestradas y torturadas en el campo de concentración que dirigía.