La ola polar que tiene a medio Chile congelado, no pudo menguar la hoguera que se encendió ayer en La Moneda, luego de que la Iglesia Católica le solicitara al presidente Sebastián Piñera, un indulto presidencial de antigua vigencia institucional, que incluye a militares condenados por crímenes de lesa humanidad, con motivo de la celebración del bicentenario.
La gélida mañana no impidió que ex presos políticos y familiares de ejecutados y detenidos desaparecidos, por largos años ausentes del centro de Santiago, se mantuvieran protestando en el frontis de La Moneda, donde los dos principales jefes de la Iglesia Católica chilena, el cardenal Francisco Javier Errázuriz, y el obispo Alejandro Goic, presidente de la Conferencia Episcopal, entregaban el polémico indulto.
Tras una hora y 20 minutos, se vivió una escena inédita: el rechazo de las víctimas de la dictadura a la jerarquía de la Iglesia , acusándolos de darles la espalda, y de sepultar el legado del cardenal Raúl Silva Henríquez, figura principal en la defensa del derecho a la vida, y de los perseguidos bajo la dictadura de Pinochet.