Todavía no se anticipa una salida para frenar el cambio climático
Un premio para el ‘mejor país’ en bloquear las negociaciones. Así se llamó la parodia satírica de grupos activistas, con la cual se cerró simbólicamente el primer día de la reunión mundial sobre cambio climático que se realiza desde ayer, en Barcelona, España.
En esta cita organizada por la Convención de Cambio Climático de las Naciones Unidas (Unfccc, en inglés) se trata de pulir el borrador de un potencial nuevo acuerdo para reemplazar al Protocolo de Kioto.
Con ese objetivo, delegaciones de 194 países se reúnen en el Centro de Convenciones de Barcelona. Lo hacen en varias salas y salones identificados con nombres de especies de árboles como Roble, Olmo, Ciprés, Cedro...
El salón Olivo, por ejemplo, estuvo copado por más de 400 representantes y expertos en mitigación del cambio climático. Allí estuvieron Carola Borja y Marco Chuia, delegados de Ecuador por el Ministerio del Ambiente.
El debate sobre los mecanismos de financiamiento se realizó en el salón Cedro. De Ecuador estuvieron el embajador Federico Meneses y Andrés Salvador ( Ministerio de Relaciones Exteriores).
Cada reunión se torna larga y a ratos tediosa. Entre todos hay consenso de que los impactos son cada vez más drásticos y que ya no queda tiempo que esperar.
Sin embargo, en el primer día de negociaciones no se notó un real compromiso. Más bien, hubo quienes pensaron más en sus intereses. Según Paulina Monforte, miembro de Climate Action Network Internacional, que organizó la obra satírica, eso primó en países como Canadá.
“Su Ministro de Ambiente dijo que sería irresponsable reducir en un 25% las emisiones de gases de efecto invernadero hasta 2020, como piden los científicos”. Eso significaría cambiar su modelo económico y “él demostró que todavía no están dispuestos a hacer ese cambio”.
Anna Keenan, vestida de maja junto a Mr. Green, encabezó la improvisada obra teatral en el pasillo principal del Centro de Convenciones y atrajo las miradas.
La delegación de EE.UU., encabezada por John Persinger, no mostró predisposición para encontrar una salida. Aunque en la reunión de Barcelona, sobre todo los delegados de la Unión Europea (UE) insistieron en que la llegada de Barack Obama a la Casa Blanca sembró gran expectativa, aún no hay una señal clara sobre qué posición tomará al respecto.
Persinger anticipó que las propuestas están planteadas al Senado estadounidense y todo dependerá de lo que este decida.
A su vez, el suizo Andreas Carlgren, de la UE, insistió en que esta alianza de naciones tiene mucha convicción y esperanzas en lo que se pueda lograr en la Cumbre Mundial de Copenhague (7 al 18 de diciembre). Anticipó que la UE destinaría unos 100 000 millones de euros hasta 2020 para cumplir las metas de reducción de las emisiones de carbono hacia la atmósfera.
De ese monto, entre 5 000 millones y 7 000 millones se destinarían cada año para los países en desarrollo. “Así el combate al cambio climático no solo sería ambiental sino económico. Esos desembolsos ayudarían a afrontar la actual crisis económica”.
La UE insistió en que la reducción de las emisión sea una obligación para los países desarrollados y que sean sancionados si no cumplen con sus compromisos.
La ministra del Ambiente de España, Teresa Rivera, prefirió ser optimista y confió en que “en Barcelona se limpie, pula y se dé esplendor al borrador del nuevo acuerdo de Copenhague”.
En esta cita organizada por la Convención de Cambio Climático de las Naciones Unidas (Unfccc, en inglés) se trata de pulir el borrador de un potencial nuevo acuerdo para reemplazar al Protocolo de Kioto.
Con ese objetivo, delegaciones de 194 países se reúnen en el Centro de Convenciones de Barcelona. Lo hacen en varias salas y salones identificados con nombres de especies de árboles como Roble, Olmo, Ciprés, Cedro...
El salón Olivo, por ejemplo, estuvo copado por más de 400 representantes y expertos en mitigación del cambio climático. Allí estuvieron Carola Borja y Marco Chuia, delegados de Ecuador por el Ministerio del Ambiente.
El debate sobre los mecanismos de financiamiento se realizó en el salón Cedro. De Ecuador estuvieron el embajador Federico Meneses y Andrés Salvador ( Ministerio de Relaciones Exteriores).
Cada reunión se torna larga y a ratos tediosa. Entre todos hay consenso de que los impactos son cada vez más drásticos y que ya no queda tiempo que esperar.
Sin embargo, en el primer día de negociaciones no se notó un real compromiso. Más bien, hubo quienes pensaron más en sus intereses. Según Paulina Monforte, miembro de Climate Action Network Internacional, que organizó la obra satírica, eso primó en países como Canadá.
“Su Ministro de Ambiente dijo que sería irresponsable reducir en un 25% las emisiones de gases de efecto invernadero hasta 2020, como piden los científicos”. Eso significaría cambiar su modelo económico y “él demostró que todavía no están dispuestos a hacer ese cambio”.
Anna Keenan, vestida de maja junto a Mr. Green, encabezó la improvisada obra teatral en el pasillo principal del Centro de Convenciones y atrajo las miradas.
La delegación de EE.UU., encabezada por John Persinger, no mostró predisposición para encontrar una salida. Aunque en la reunión de Barcelona, sobre todo los delegados de la Unión Europea (UE) insistieron en que la llegada de Barack Obama a la Casa Blanca sembró gran expectativa, aún no hay una señal clara sobre qué posición tomará al respecto.
Persinger anticipó que las propuestas están planteadas al Senado estadounidense y todo dependerá de lo que este decida.
A su vez, el suizo Andreas Carlgren, de la UE, insistió en que esta alianza de naciones tiene mucha convicción y esperanzas en lo que se pueda lograr en la Cumbre Mundial de Copenhague (7 al 18 de diciembre). Anticipó que la UE destinaría unos 100 000 millones de euros hasta 2020 para cumplir las metas de reducción de las emisiones de carbono hacia la atmósfera.
De ese monto, entre 5 000 millones y 7 000 millones se destinarían cada año para los países en desarrollo. “Así el combate al cambio climático no solo sería ambiental sino económico. Esos desembolsos ayudarían a afrontar la actual crisis económica”.
La UE insistió en que la reducción de las emisión sea una obligación para los países desarrollados y que sean sancionados si no cumplen con sus compromisos.
La ministra del Ambiente de España, Teresa Rivera, prefirió ser optimista y confió en que “en Barcelona se limpie, pula y se dé esplendor al borrador del nuevo acuerdo de Copenhague”.