Trasnacionales españolas
En la década de los año noventa del siglo pasado, cuando el neoliberalismo dio la orden de privatización y los gobiernos lacayos de Latinoamérica (Menem, Pinochet, Carlos Andrés Pérez y otros) arruinaron, quebraron y vendieron a precio de miseria las empresas estatales, las trasnacionales españolas se lanzaron sobre Latinoamérica con la misma mentalidad de hace 500 años y le ganaron la iniciativa a los capitales de otros países. Veinte años más tarde, los resultados de la acción capitalista depredadora están a la vista en el informe elaborado por Greenpeace España titulado "Los nuevos conquistadores. Multinacionales españolas en América Latina", en el que se analiza el comportamiento de dichas empresas y los impactos sociales y medioambientales de sus actividades en el continente.
El estudio fue realizado con el apoyo de organizaciones ecologistas y sociales en México, Brasil, Chile y Argentina, y en él se denuncia cómo unas empresas españolas están involucradas en situaciones de destrucción del medio natural, violaciones de derechos humanos, abusos laborales y atropellos a las comunidades indígenas. Sus actividades han sido objeto de frecuentes protestas y resistencias locales. Greenpeace cita algunos ejemplos:
- Endesa quiere construir en la Patagonia chilena cinco grandes represas que arrasarán un ecosistema virgen y que han suscitado un gran rechazo local.
- Endesa, Unión Fenosa e Iberdrola apuestan en América Latina por la generación de energía sucia basada en fuentes no renovables. Proyectan construir cinco centrales eléctricas de carbón en Guatemala.
- Repsol ha causado vertidos de petróleo con graves daños al medio ambiente en Ecuador, Argentina y Bolivia, ha violado los derechos de comunidades indígenas, y ha sido acusada de fomentar la violencia en Colombia. En Bolivia llegó al extremo de poner a su nombre las reservas de hidrocarburos para subir la cotización de sus acciones en la Bolsa.
- Empresas turísticas españolas están fomentando en varios países, pero especialmente en México, un modelo de turismo depredador que arrasa bosques de manglares costeros y zonas vírgenes.
- Pescanova ha practicado la sobreexplotación de recursos pesqueros en Chile, mientras Calvo ha sido acusada de contaminación y violación de los derechos laborales en El Salvador. Qué decir de Prisa y Santillana, que se apropiaron de empresas de comunicación (telefónicas, cadenas de radio y televisión, editoriales) y dirigen la campaña mediática contra los cambios sociales de los gobiernos progresistas y revolucionarios del continente.
Son conocidas la usura y las especulaciones financieras de las entidades bancarias del Grupo Santander (en Venezuela fue nacionalizado) y BBVA.
Apunta Greenpeace: “las multinacionales españolas que operan en América Latina siguen un modelo de obtención de máximos beneficios en el plazo de tiempo más breve posible, vulnerando derechos y mediante la presión a autoridades locales. Los gobiernos españoles, de cualquier color político, las apoyan activamente con el argumento de que se trata de la defensa de los intereses españoles en el exterior”. Sus actuaciones están respaldadas por el rey Juan Carlos de Borbón que, como accionista de estas empresas, las hace intocables. La empobrecida Corona Española de hace veinte años hoy figura entre las más ricas del mundo.
La ola nacionalista antiespañola recorre Latinoamérica con la recuperación de empresas y servicios públicos privatizados (Argentina, Bolivia, Ecuador, Venezuela).
El estudio fue realizado con el apoyo de organizaciones ecologistas y sociales en México, Brasil, Chile y Argentina, y en él se denuncia cómo unas empresas españolas están involucradas en situaciones de destrucción del medio natural, violaciones de derechos humanos, abusos laborales y atropellos a las comunidades indígenas. Sus actividades han sido objeto de frecuentes protestas y resistencias locales. Greenpeace cita algunos ejemplos:
- Endesa quiere construir en la Patagonia chilena cinco grandes represas que arrasarán un ecosistema virgen y que han suscitado un gran rechazo local.
- Endesa, Unión Fenosa e Iberdrola apuestan en América Latina por la generación de energía sucia basada en fuentes no renovables. Proyectan construir cinco centrales eléctricas de carbón en Guatemala.
- Repsol ha causado vertidos de petróleo con graves daños al medio ambiente en Ecuador, Argentina y Bolivia, ha violado los derechos de comunidades indígenas, y ha sido acusada de fomentar la violencia en Colombia. En Bolivia llegó al extremo de poner a su nombre las reservas de hidrocarburos para subir la cotización de sus acciones en la Bolsa.
- Empresas turísticas españolas están fomentando en varios países, pero especialmente en México, un modelo de turismo depredador que arrasa bosques de manglares costeros y zonas vírgenes.
- Pescanova ha practicado la sobreexplotación de recursos pesqueros en Chile, mientras Calvo ha sido acusada de contaminación y violación de los derechos laborales en El Salvador. Qué decir de Prisa y Santillana, que se apropiaron de empresas de comunicación (telefónicas, cadenas de radio y televisión, editoriales) y dirigen la campaña mediática contra los cambios sociales de los gobiernos progresistas y revolucionarios del continente.
Son conocidas la usura y las especulaciones financieras de las entidades bancarias del Grupo Santander (en Venezuela fue nacionalizado) y BBVA.
Apunta Greenpeace: “las multinacionales españolas que operan en América Latina siguen un modelo de obtención de máximos beneficios en el plazo de tiempo más breve posible, vulnerando derechos y mediante la presión a autoridades locales. Los gobiernos españoles, de cualquier color político, las apoyan activamente con el argumento de que se trata de la defensa de los intereses españoles en el exterior”. Sus actuaciones están respaldadas por el rey Juan Carlos de Borbón que, como accionista de estas empresas, las hace intocables. La empobrecida Corona Española de hace veinte años hoy figura entre las más ricas del mundo.
La ola nacionalista antiespañola recorre Latinoamérica con la recuperación de empresas y servicios públicos privatizados (Argentina, Bolivia, Ecuador, Venezuela).
León Moraria
Aporrea