La presidenta electa de Brasil, Dilma Rousseff, quien asumirá el cargo el 1 de enero, contará en su primer año de gobierno con un capital político y mayoría propia tanto en la Cámara de Diputados como en el Senado que le permitirán impulsar una serie de reformas que fueron postergadas en su país.
El buen desempeño de la coalición que apoyó a Rousseff en las elecciones parlamentarias permitirá al nuevo gobierno tener votos suficientes, la llamada mayoría calificada, para promover cambios en la Constitución.
La bancada oficialista, que se eleva a 383 legisladores en la Cámara de Diputados, sobre 513 asientos, y en el Senado a 54 sobre 81 bancas, tendrá el quórum necesario para las reformas e incluso para impedir la formación de comisiones parlamentarias de investigación que suelen atrasar los trabajos en ambas casas legislativas.