Los partidos, de la base aliada al gobierno de Luiz Inácio Lula da Silva, consiguieron en las elecciones del pasado domingo, aumentar su peso en el Senado y en la Cámara de Diputados, asegurando mayoría propia, en ambas casas legislativas, y debilitando aún más a los partidos de oposición en el Congreso.
Así, a partir del primero de enero de 2011, el nuevo mapa parlamentario, daría condiciones ideales de gobierno, a la candidata presidencial del oficialismo, Dilma Rousseff, del Partido de los Trabajadores, si resulta vencedora en la segunda vuelta del 31 de octubre, lo que representa un gran desafío, para el candidato opositor José Serra, del Partido Social Demócrata Brasileño.