El panorama electoral brasileño, parece bastante definido, cuando faltan sólo dos semanas, para las elecciones generales, que elegirán al presidente y vicepresidente, dos tercios del Senado, y la totalidad de los diputados.
A menos que las denuncias de irregularidades, que provocaron la renuncia de la ministra de la Casa Civil, tengan algún efecto de última hora, sobre las intenciones de voto de la población, la enorme popularidad del presidente Lula da Silva, parece asegurar una amplia victoria de sus candidatos.
El apoyo de Lula, ha sido el principal ingrediente de la campaña de Dilma Rousseff, que encabeza holgadamente las encuestas. Pero además, el presidente elaboró cuidadosamente, una política de alianzas que asegura, no sólo la victoria de Rousseff, sino también de sus aliados.