Dilma Rousseff, de 63 años, juró este sábado como nueva presidenta de Brasil, constituyéndose en la primera mujer en conducir los destinos del gigante sudamericano, sucediendo a Luiz Inácio Lula da Silva.
-Prometo mantener, defender y cumplir la Constitucion, observar las leyes, promover el bien general del pueblo brasileño, sustentar la unión, la integridad y la independencia de Brasil-, leyó Dilma y de inmediato fue ovacionada por los legisladores brasileños y los invitados presentes.
Miles de brasileños concurrieron a la Explanada de los Ministerios, la imponente avenida de los edificios del poder de Brasilia, para las ceremonias de traspaso de mando. Unánimemente, la investidura fue también una despedida del presidente más popular de la historia de Brasil, considerado -un hombre del pueblo-, y que sale con el 87 por ciento de aprobación.