Aunque la sociedad entre las entidades ruralistas estaba en crisis, la sintonía de la Federación Agraria Argentina con el Ejecutivo, y el ofrecimiento de Pino Solanas a uno de sus dirigentes terminó por desgastarla.
Dos señales, pegaditas en las últimas 24 horas, terminaron de convertir a la Mesa de Enlace en aserrín. Eduardo Buzzi, jefe de la Federación Agraria, primero, sin mediar discusión alguna con sus colegas, como otras tantas veces, no dudó en reconocer que el aglomerado de entidades agropecuarias tiene problemas y, enseguida, pronosticó que de acá en más sólo funcionará como un recurso en caso de agresión.
Ayer, después de sus poco inocentes declaraciones, Buzzi se reunió con el ministro de Agricultura, Julián Domínguez.
En la Casa Rosada, entre tanto, tienen una pequeña batería de anuncios para garantizar el punto final. En la mesa directiva de la entidad eran una pequeña minoría los que tenían disposición para seguir sacándose fotos con Hugo Luis Biolcati, de la Sociedad Rural Argentina, y Mario Llambías, de Confederaciones Rurales Argentinas. Pero ese rechazo entre los chacareros con cargo existe hace casi dos años.