Un grupo de arqueólogos peruanos, descubrió al pie del santuario inca de Machu Picchu, los restos arqueológicos, de lo que podría haber sido la despensa de la ciudadela.
Este era uno de los sectores, de donde proveían los alimentos que se consumían en Machu Picchu. Está conectado con ese centro, a través de escalinatas que van al Templo de la Luna, y luego por la montaña Huayna Picchu, dijo la arqueóloga Piedad Champi.
Inkaraqay, como fue denominada la zona dedicada a la agricultura y al culto a la luna, se encuentra rodeada de maleza, serpientes venenosas, y afiladas rocas que revelan una fortaleza colgante, enclavada frente a un abismo.
El sitio, de 4.500 metros cuadrados, comprende cinco niveles de terrazas agrícolas, una plataforma para rituales, un observatorio, y un muro que se extiende hasta el Templo de la Luna, a medio camino de Huayna Picchu.